Zenite Gonzaga Mota, de 71 años, comenzó a sufrir los síntomas de la covid-19 a principios de febrero. Después de una semana tratándose en casa, sintió que le faltaba el aire y su hija, Alzenira, la llevó a un centro de urgencias de Itacoatiara, en el Estado brasileño de Amazonas, a 270 kilómetros de Manaos, capital de la región. Días después, la mujer se convirtió en cobaya humana en un estudio irregular para probar en pacientes de covid la proxalutamida, una droga experimental que se aplica para algunos tipos de cáncer. Pero ni ella ni sus familiares supieron que formaba parte de un experimento que ha situado a Brasil en el centro de un escándalo científico. La Comisión Nacional de Ética en la Investigación (CONEP, por sus siglas en portugués) investiga la muerte de unos 200 pacientes ingresados en diferentes centros que participaban en el estudio, y la familia de Zenite ha presentado una denuncia para que se aclare si su muerte se debió a la proxalutamida.