Ermilo Abreu Gómez fue un visionario de sentimiento que, con sus obras, nos invitó a reflexionar, estuvo toda su vida al servicio de la palabra y la puso al rescate del patrimonio cultural, se destacó en el homenaje al autor, celebrado esta mañana con motivo del 105 aniversario de su natalicio.
Frente al busto del escritor, situado en un parque de la colonia Pensiones, la titular de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), Erica Millet Corona, encabezó el acto, acompañada de la hija del laureado, Juana Inés Abreu Santos; sus sobrinos nietos, Arturo Abreu Noh, y Arturo y Andrés Abreu Rendón, y su sobrina política, Nelly Rendón.
Ante la comunidad estudiantil del Centro de Educación Artística (Cedart), que lleva el nombre del ilustre personaje, la funcionaria aseguró que, en la dependencia a su cargo, se seguirá el ejemplo de don Ermilo, para que más yucatecas y yucatecos lo hagan, su memoria perviva y se impulse hacia el futuro, en las mentes y los corazones de las nuevas generaciones.
Señaló que se hará pervivir el espíritu crítico del también periodista, la lucha propia y las de los personajes que, a fuerza de tinta, combinan las batallas reales y las del autor, así como la voluntad de trabajar arduamente, la vocación docente y la búsqueda de la excelencia, tanto en lo académico como de todo tipo.
La estudiante de Literatura del Cedart, Sabina Aké Méndez, refirió que el tributado fue un escritor fino, sensible y honesto, además de profesor, dramaturgo y crítico mexicano, que contaba aquellos episodios de su infancia que marcarían los temas en torno a los cuales centraría su obra.
Una de esas anécdotas es el niño Guy, que junto con su amigo, Jacinto Canek, hizo historia en el mundo de las letras de nuestro país. Abreu Gómez escribió 77 obras, una por cada año de su vida; entre ellas, está Canek, relato sobre la rebelión maya que lleva más de 20 ediciones y traducciones al alemán, inglés, portugués e italiano.
Fue un apasionado por el hombre y su destino, el más profundo e importante investigador sobre la vida y obra de sor Juana Inés de la Cruz; además, sobresalen sus trabajos acerca de José Peón Contreras, Carlos Sigüenza y Góngora, Juan Ruiz de Alarcón y Justo Sierra O’Reilly.
El alumnado de Danza y Música del referido colegio presentó una coreografía folclórica y de ballet clásico, titulada Raíces, mientras que el de Teatro montó una escenificación de Cosas de mi pueblo, del propio homenajeado, con actos que hicieron referencia a las playas de Yucatán, las mujeres y el venado.
La Banda de Música del Estado, dirigida por Carlos Uicab Chalé, alegró al interpretar Huapango, de José Pablo Moncayo; Yucalpetén, de Antonio Mediz Bolio y Augusto «Guty» Cárdenas, y Ahí en el rancho grande, de Juan Díaz del Moral y Emilio Uranga, entre otras melodías.
Después, se colocó una ofrenda floral y se montó guardias de honor: la primera estuvo a cargo de Millet Corona y familiares del creador; las siguientes, de estudiantes y docentes del Cedart.
Asistieron las titulares de Desarrollo Artístico y Gestión Cultural, Ana Ceballos Novelo, y del Departamento de Fomento Literario y Promoción Editorial, Nadia Pérez Basurto, ambas de la dependencia estatal, así como el director del mencionado Centro, Erik Ezequiel Carrillo Moo.