Zlatan ha creado un imperio a través de su imagen. El sueco nunca ha ido de guapo ni de modelo publicitario, pero ha creado su marca a través de su excéntrico comportamiento. Todos odiaríamos a los tipos como él, pero a la vez, todos queremos a Ibra. Es ese tipo chulo que todos sabemos que tiene buen corazón y terminamos cogiéndole cariño, ese fantoche que con sus sobradas nos hace reír y nos encandila. Además, seamos sinceros, normalmente suele llevar razón, cuando dice que va a hacer algo, lo hace.
Zlatan no necesita volver a LaLiga. El sueco ya ha hecho todo en el mundo de fútbol. Pese a que sí tiene algunas asignaturas pendientes como ganar la Champions League y siempre tendrá el vacío de conquistar títulos con su selección, no tiene nada que demostrar. Ibra podría abandonar el fútbol y vivir de ir a un programa una vez al año en el que le pagaran un millón de euros por decir que su cara es más importante que toda la cadena y que, si no fuera por él, el medio cerraría. De nuevo, probablemente, no le faltaría razón.
LaLiga si que necesita a Zlatan. Cualquier competición con ganas de expandirse y cultivar su imagen necesita de tipos como él. Alguien que cree polémica, dé vida a los partidos y alimente el ego de unos y otros. LaLiga necesita de sus palabras, pero también necesita sus idas de tono, su mala cabeza sobre el terreno de juego y su arte, porque no olvidemos que antes de ególatra es futbolista. Si el sueco dice todo lo que dice es porque, sobre el terreno de juego, se expresa mucho mejor. Sus regates imposibles, goles acrobáticos y jugadas inverosímiles.
El sello made in Zlatan aporta un caché a la competición que necesita, más cuando entre polémicas y salidas, ha bajado el ritmo y ya no disputa la primera posición con la Premier League. La obsesión con China, Arabia y sus mercados hizo a muchos olvidarse del verde. Ibrahimovic podría revivirlo.