El mortífero virus del ébola puede esconderse en algunos supervivientes y reactivarse incluso cinco años después, según revela el análisis de un enigmático brote detectado a comienzos de 2021 en Guinea, un país hasta entonces considerado libre de la enfermedad desde 2016. El descubrimiento obliga a rediseñar la estrategia contra este asesino microscópico, un organismo de 0,001 milímetros de longitud que hasta ahora ha matado a uno de cada dos infectados. Los dos mayores brotes de la historia, registrados en la última década en África occidental y en República Democrática del Congo, acabaron con la vida de unas 13.000 personas, pero hay más de 18.000 supervivientes. “Esto significa que el riesgo de reaparición es mayor que nunca”, ha alertado en la revista Nature un equipo internacional de científicos, encabezado por el médico guineano Alpha Kabinet Keita.