El brutal asesinato de un empleado de gasolinera en una ciudad al oeste de Alemania ha despertado los temores a una radicalización entre los movimientos negacionistas del coronavirus. Un hombre que según la policía actuó “movido por la ira” mató el sábado pasado de un tiro en la cabeza al joven trabajador de 20 años que le había pedido que usara mascarilla dentro del establecimiento. El suceso, ocurrido pocos días antes de las elecciones que se celebrarán el próximo domingo, ha conmocionado a la sociedad alemana y aviva el miedo a que los grupos que protestan contra las restricciones estén virando hacia la violencia.