De pocos personajes de ficción están tan poblados los archivos como de Nicolás Bourbaki, el seudónimo bajo el que un grupo secreto de matemáticos franceses lleva escribiendo un tratado general sobre la disciplina, los Elementos de matemática,desde hace casi noventa años. Dan cuerpo a este matemático inventado facturas de material de oficina, sonetos de su creación, una invitación a la supuesta boda de su hija y hasta la airada reacción de la American Mathematical Society ante su intento de hacerse socio en 1950. Ahora, su presencia también se extiende a las calles de París.