Joaquin Phoenix vuelve a los blockbusteres tras años acomodado en el cine de autor menos lucrativo, pero de alta calidad. Y lo hace de la mano de una película que promete arrasar en taquilla: Joker. El payaso del crimen regresa a la cartelera con su propia cinta independiente contando sus orígenes desde una perspectiva alejada de los cómics, apostando por una visión diferente, atrevida, dramática y violenta que no deja a nadie indiferente (pronto podrán leer nuestra crítica).
Pero lo que muchos no sabían es que Joaquin, ese mismo actor que llegó a renegar de los Oscar y mantiene un perfil alejado de las súper estrellas de Hollywood, estuvo muy cerca de colgarse la capa. Es decir, antes de ser el gran villano de Gotham, iba a ser el héroe.
Pero no un Batman cualquiera. La idea que pudo colocar a Joaquin en el género de superhéroes antes de tiempo iba a ser tan oscura, e incluso más extrema, que el Joker que ahora nos trae Todd Phillips.
Mucho antes que el director siquiera considerara dejar a un lado sus comedias de amiguetes, hubo otro que quiso hacer que el Caballero Oscuro lo fuera aun más. Y quién iba a ser sino que Darren Aronofsky. El mismo que transformó la historia bíblica del Arca de Noé en una odisea personal y el mismo que hizo que el cambio climático fuera la trama escondida de la producción más bizarra de los últimos años en Madre!, quería adentrarse en el mundo de Bruce Wayne y con Joaquin como héroe de turno.
“Siempre quise a Joaquin Phoenix como protagonista” dijo hace dos años a Yahoo! EEUU. Su idea se titulaba Batman: Year One –un proyecto que los fans del superhéroe conocen de sobra- y era una película que Warner Bros. estuvo trabajando durante un tiempo, mucho antes que Christopher Nolan le hincara el diente con su trilogía. Fue en 1999 cuando el estudio contactó al director con la propuesta de dirigir esta versión adaptada de los cómics de Frank Miller sobre los primeros días de Batman luchando contra el crimen.
Era una idea diferente, atrevida, oscura y violenta. Probablemente muy adelantada a su tiempo, décadas antes de la llegada de Deadpool o Logan, y al final el estudio no se atrevió y el proyecto fue cancelado. “Es curioso, creo que estábamos fuera de nuestro tiempo” continuó el director. “Entiendo que con los cómics, hay espacio para todo tipo de títulos pero creo que en aquel entonces, Hollywood todavía estaba en la Era Dorada de los cómics y aún hacían los clásicos de manera clásica”.
La película contaba que, tras la muerte de sus padres, Bruce lo había perdido todo, estaba en la calle, sin techo y viviendo en un garaje. Pero todo cambia cuando se siente inspirado por un acto del comisario Gordon al verlo atacar a un enfermo mental en televisión para salvar a un niño. Como ven, la historia iba por el lado de la polémica. En la trama aparecían Selina Kyle -quien mata a un policía corrupto cuando intenta violarla- y Alfred era un afroamericano llamado Little Al. Curiosamente, el guion está firmado por el mismísimo Frank Miller quien, evidentemente se habría dejado contagiar más por los tonos de Sin City que de Batman.
El guion tenía tonos de género de terror, con Bruce siendo representado como un ser aterrador para el mundo en el que existe. Al no tener dinero para sus juguetes,el traje estaba hecho de una mascara de hockey cortada en dos, dentaduras postizas de acero pintadas de blanco y guantes con cuchillas de afeitar incrustadas.